lunes, 22 de junio de 2009

Jajaja


Existen almas que no pierden ocasión para hacer bromas y hacerse los graciosos, aún en situaciones que para el resto de los mortales pueden resultar absurdas. Esta tipología de personas, que por lo regular no pueden contener la risa al momento de hacer burlas o hacer saber que han sacado provecho de los demás, es fuente de estudio del sociólogo dominico-español Josefino González Logroño-Cádiz, quien publicó recientemente un ensayo titulado “Ja, ja, ja: ¡te jodí!”. Veamos un extracto:

Jajajajajajaja Los condones que te recomendé el año pasado jajajajajaja son los peores que hay en el mercado. Jajajajajaja Espero que hayas disfrutado mucho singándote a mi esposa con esos condones tan malos. Jajajajajajaja

Jajajaja Me preparé un sanguche con unos restos de tomate que había en la nevera de tu casa jajajajajajaja en un momento en que hablabas por teléfono. jajajajajaja Estaban rancios. Jajajaja

Jajajajajajaj Aquí ando yo en el trabajo con una camisa tuya puesta, jajajajajajaja ay tú jajajajajajajajaja Me la llevé de tu closet sin pedirte permiso. Jajajajaja

Jajajajajaja Ayer salí con una ex novia tuya de la adolescencia Jajajajaja Milqueya. Jajajajaja Nos dimos una estrujá del diablo. Jajajajajajajajajaja

Jajajajajaja Cuando tocaban el timbre y fuiste a abrir la puerta jajajajajaja entré rápido a tu habitación y saqué de tu cartera una papeleta de 500 pesos nuevecita y la cambié por una de 500 que yo tenía toda vieja y estrujada. Ni cuenta te diste. Jajajajajajaja

Jajajajajaja Mientras tú dormías siesta yo bajé a la playa y vi como seis mujeres bañándose en la playa jajajajajaja y tú no. Jajajajajaja Todas bien bronceadas. Jajajajajaja

Jajajajajajaja Como tengo el pie un poco más pequeño que tú, puedo usar tus zapatos jajajajajaja pero a ti no te entran los pies en los míos jajajajaja porque tus pies son más grandes. Jajajajajajajajaja

Jajajajajajaja Vengo de singar con dos cueros, no con uno, con dos jajajajaja para vengarme del cuerno que me pegaste hace 7 años con mi amigo Javier jajajajaja que te botó jajajajaja Porque él te botó a ti, no tú a él. Jajajajajajajaja

Jajajajajajajajaja Mientras tú hiciste una cuenta grandísima en el restaurante de moda japonés jajajajajaja yo me di una hartura de tostones y chop suey mixto en el expreso chino de la esquina jajajajajajaja con poquísimo dinero. Jajajajajajaja

Jajajajajajajajajaja Cuando fui a la cocina a ayudar a tía Soraya en la preparación de la cena de Navidad jajajajajaja aproveché y me comí un plato enorme de víveres con huevo y salchichón que había sobrado del desayuno, todo frío de nevera. Jajajajajajaja Y en la mesa fui el que más comió de la cena de nochebuena. jajajajajajaja Comí más que todos ustedes juntos. Jajajajajaja

Jajajajajajajajaja ay, ay, jajajajajaja Hace como un año que no compro papel higiénico. Jajajajajaja ¿No te has dado cuenta de que cada vez que vengo traigo camisa y pantalón con bolsillos profundos? jajajajaja Entro al baño y me los lleno de cuadritos de papel que doblo en cuatro. Jajajajaja ay jajajajajajajajaja.

Jajajajaja Por la mitad de lo que pagaste por un solo libro de J.M. Coetzee me compré en la Mella más de 20 libros jajajajaja entre Bianca, Jazmín y revistas Selecciones. Jajajajajaja

Jajajajajaja Puedes prolongar todo lo que quieras la relación con tu amante, mala esposa. Jajajaja De ahora en adelante ni te miro. Jajajajajaja Ahora nada más me voy a masturbar y ya jajajajajajajaja. No vuelvo a necesitar persona alguna para sexo. Jajajajajajajaja

Jajajajajaja Cuando estabas viendo el juego de tenis por televisión jajajajaja entré a tu cuarto y saqué de tu cartera un billete de veinte y te lo cambié por seis monedas de a cinco  pesos. Jajajajajajajajaja Ni cuenta te diste jajajajajajajaja

Jajajajajajajajajajajaja Me estoy masturbando con un condón usado que encontré ayer en el zafacón de tu casa. Jajajajajaja  

Jajajajajajaja Para tu fiesta de cumpleaños, le dije a todo el mundo que trajera su bebida. Jajajajajajaja Pero yo sabía que tú las habías comprado. jajajajajajaja Cuando llegaba alguien, les quitaba las botellas y las escondía en el cuarto de servicio. jajajajajajaja A las 4:00 de la mañana todo el mundo se había ido y tú dormías borracho en el sofá, y yo me llevé para mi casa 7 botellas de whiskies, 5 vodkas, 4 de ron y como 40 de cervezas. Jajajajajajaja Tengo dos semanas bebiendo gratis. Jajajajajajaja ¿Tú no ves no he vuelto a los bares? Jajajajajajaja

Jajajajajaja El dinero que te tomé prestado, que supuestamente era para hacerme unos estudios de resonancia magnética, jajajajajaja en realidad era para llevarme dos cueros a mi apartamento. Jajajajajajaja Pasé una noche inolvidable. Jajajajajajaja

viernes, 19 de junio de 2009

Amabilidad patológica


La amabilidad es un don apreciable, pero puede en ocasiones convertirse en una patología tan o más desagradable que la falta de respeto o, en peores casos, tornarse perjudicial y peligrosa.

El antropólogo y psicólogo social franco-japonés Jean Pierre Kyoto nos lo ilustra con algunos ejemplos de su más reciente obra “El sinuoso terreno de la amabilidad”, específicamente del capítulo “Camareros desquiciantes”. A continuación, los ejemplos:


Perdónenme, les tomé hace un instante la orden de las cervezas, una local y una extranjera, pero la extranjera se agotó. Les ruego encarecidamente que me perdonen, que apelen a su buena voluntad y caridad humana y no tomen represalias. ¿Cómo? ¿Otra cerveza local? ¿En sustitución de la extranjera? ¿Y ya? ¿Así de simple? Gracias, gracias, gracias. Estaré en deuda con ustedes para siempre. Dios mío, ¡gracias!

Buenas tardes señor, buenas tardes señora, buenas tarde niña, buenas tardes niño, aquí están las cartas, estas son las sugerencias del día, todas pensando en el bienestar de la familia, en la unión familiar, en el regocijo del núcleo de la sociedad. Sí, cubas libre. Bien, cuatro cubas libres. ¿Cómo? ¿Dos cubas libres y dos refrescos? Ah, ¿los niños no tomarán cuba libre? ¡Perdón, perdón, qué cosas digo! Mejor les busco otro camarero. ¿Que continúe yo sirviéndoles? ¡Pero cómo es posible tanta generosidad! Gracias, señor. Consuman todo cuanto deseen, que su cuenta será descontada de mi sueldo. Es lo menos que puedo hacer. Gracias de nuevo y perdón, perdón, sí, sí, perdón.

Perdón, perdón por el retraso de quince segundos entre el momento de usted sentarse y yo venir a atenderle, pido la más sincera excusa por mi torpeza, mi dejadez y mi falta de respeto, señora. Entendería perfectamente si quisiera marcharse o quejarse ante nuestro supervisor. ¿Se lo busco? Allí está también el buzón de quejas por si lo prefiere porque tendría usted toda la razón del mundo si quisiera provocar mi despido. ¿Cómo? Perdón, la carta, claro, señora, acá esta. Perdón, perdón. Nuevamente, perdón, perdón... perdón... perdón...

Buenas noches, distinguida pareja, perdón, perfecta pareja, bienvenidos sean a este templo de la salud alimenticia. Nuestra humilde propuesta culinaria está pensada para el bienestar de gente de bien como ustedes, perdón, gente de absoluta perfección, perdón, la carta, perdón, las recomendaciones, del día… ¿perdón? ¿¡Dos hamburguesas!? Pero, este lugar, comida, vegetariana, vegetales... ehh, perdón, perdón, será como la pareja quiera y decida. Este templo es para los fieles y los fieles hacen el templo. Perdón, ¡¡Dos hamburguesas, mesa 20!! Sí, sí, dos hamburguesas. ¡¡Mira, ven a pedir perdón!!

Buenas tardes a todos, buenas tardes a las damas, perdón, buenas tardes a los caballeros, buenas tardes a todos ustedes que día a día nos hacen sentir útiles al servirles las mejores carnes asadas de todo el mundo, gracias... ¿perdón? ¿Pescado? Señora, perdón, pero acá no servimos pescado, pero, pero, ehhhh, pero, velaremos por la satisfacción suya y de todas sus distinguidas amistades. Enzo, ¡Enzo! Rápido, al río, ¡al río! ¡Truchas y pescados! ¡¡Corre!! ¡¡Corre!! Perdón, perdón.


Perdóneme, pero es que existo, pero despreocúpese, ya resuelvo ese percance.